Japón ahora enfrenta el duro coletazo del tsunami en la economía
El Gobierno nipón no logra aun frenar las consecuencias económicas del terremoto. Las medidas anticrisis no pudieron evitar la estrepitosa caída de la Bolsa de Tokio, que se desplomó un 10,5%. El temor por una posible recesión del tercer país con mayor poderío económico del mundo amenaza con tener efectos globales.
Ni siquiera las dos inyecciones de capital, por un total de US$ 980.000 millones, que ejecutó el Banco Central japonés lograron frenar la debacle financiera del país asiático.
Los destrozos materiales que dejó el tsunami (ayer un informe del Credit Suisse estimó que la reparación costará cerca de US$ 180 mil millones) y el alerta nuclear tras los terremotos revivieron los temores de los inversores, que aun mantenían cautela tras la tensión en el Norte de África y la permanente escalada del petróleo.
No sorprende entonces que, a la par de la brusca caída en el mercado nipón, las principales Bolsas del mundo también sufrieran retracciones. En Wall Street el índice Dow Jones perdía un 1,8%, el S&P500 un 1,7% y el Nasdaq un 1,7%. Lo mismo ocurre en Europa, donde Madrid retrocedía un 1,1%, Londres un 1,4%, Fráncfort un 3,7% y París un 3,7%.
La Argentina tampoco pudo escapar de este cimbronazo. La bolsa porteña abrió con una tendencia a la baja y hacia el mediodía experimentaba una baja de hasta el 4%. Pero nada se compara con el derrumbe de 10,5% que vivió hoy la Bolsa de Tokio. Se trata, de hecho, de la tercera caída más importante desde que se creó la plaza japonesa hace más de medio siglo y la peor desde que el tsunami golpeó al país el viernes pasado.
La situación en la planta nuclear de Fukushima entró en fase crítica tras un incendio y una nueva explosión que desataron el temor a una fuga masiva de radiactividad.
El peligro nuclear desalentó toda expectativa de una pronta recuperación de la economía japonesa y de este modo terminó de hundir al mercado nipón.
A la vez, arrastró el valor de los commodities.
Japón es el tercer consumidor energético del mundo y una posible retracción en su nivel de demanda haría tambalear, entre otros, al petróleo. El crudo volvió a caer por segunda jornada consecutiva, y
se ubicaba por debajo de los US$ 100 dólares en el mercado neoyorquino, luego de haber tocado hace 15 días y tras la tensión en Libia el récord histórico de USS 120 el barril.
La caída económica supone el revés más duro que le toca vivir a Japón desde la Segunda Guerra Mundial. Es que a la caída bursátil, se suma otro fantasma: las cuatro provincias más afectadas por el desastre en el noreste representan casi el 6% de la economía nipona.
Ante este panorama poco alentador, la junta de política monetaria del Banco Central de Japón decidió aplicar las típicas medidas anticrisis. La entidad monetaria japonesa ampliará su actual programa de compra de activos –bonos del gobierno o de corporaciones- en US$ 486.400 millones para sostener el valor de las cotizaciones y evitar que sigan cayendo. También decidió mantener la tasa de interés prácticamente en cero y alentar de este modo el consumo.
No obstante, los analistas del mercado coinciden en que le llevará tiempo a Japón reestablecerse después de esta crisis. Algunos temen que pierda su lugar dentro del podio económico mundial, donde había quedado tercero, luego de que China le quitara el segundo puesto en un “ranking” liderado por Estados Unidos. Lo cierto es que hasta el momento, el Gobierno japonés no ha logrado frenar el coletazo del tsunami en la economía.
